Me gusta mirar a los ojos, leer en los ajenos y dejar que buceen en los míos. Pero a veces hay que esconder la mirada detrás de un velo de pelo o debajo de unas pestañas para lograr ocultar lo que nos ocupa el corazón. El dolor, o el amor, se escurre por la pupila, se derrama y quedamos desnudos y expuestos. Entonces es mejor girar la cabeza, bajar los párpados y recuperar la serenidad antes de mirar de frente nuevamente.
miércoles, 6 de noviembre de 2013
miércoles, 23 de octubre de 2013
Equilibrio
Normalmente no me atrae mucho la simetría, pero he pensado que tal vez la clave de la paciencia resida en el equilibrio de las fuerzas y las pasiones y los deseos que me tiran en sentidos distintos. A la derecha la hiedra invasora que inexorablemente va cubriendo todo, metiéndose por las grietas, buscando el agua, desbordándose. A la izquierda la tranquilidad racional, despejada, clara, marcando un límite infranqueable. Y en el centro, cual cuerpo calloso, el agua que sacia la sed, que riega la vida, que salpica, moja y refresca.
sábado, 12 de octubre de 2013
Paciencia VIII
Una araña hilvana su tela con sumo mimo y cuidado, con seda más resistente que el acero y más elástica que cualquier fibra sintética. Después se retira, a esperar a que caiga atrapada en ella una presa, una gota de rocío o una tormenta de verano. Quizá pueda comer. Tal vez no. O puede ser que tenga que volver a empezar. ¿La naturaleza es paciente? ¿O la evolución no tiene prisa...?
lunes, 7 de octubre de 2013
miércoles, 18 de septiembre de 2013
Paciencia estival
Una vez fui a pescar, cuando era niña. Lo recuerdo con absoluta claridad. Pesqué un pez muerto. Qué paradoja. Qué tristeza. Lo devolví al agua. Un rato después pesqué una bota: vieja, roída, asquerosa. La eché también de vuelta al mar. No he vuelto a pescar. La paciencia de los pescadores es infinita...
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