El amor que siento por mis hijos es tan grande, tan hondo, tan intenso que no soy capaz de explicarlo. Son polos opuestos; mi sol y mi luna, iluminan mi día y le dan sentido a todo. Nunca me imaginé que podía llegar a querer tanto, a disfrutar tanto, a enfadarme tanto, a sentirme tan responsable, a emocionarme tanto, a agotarme tanto... Cuando les apago la luz después del último beso, sé que el día que acaba - que tengo un ratito de adultos - y soy la mujer más feliz. Y cuando traen sus sonrisas a mi cama por la mañana al despertar, vuelvo a ser la mujer más feliz.
Hermosa imagen y muy bonitas imágenes! Un abrazo.
ResponderEliminar